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Vivir una pérdida en Navidad, el duelo.

 

Como cada año llega Diciembre con su decoración, con su ambiente navideño, con sus dulces, sus reencuentros y sus fiestas y alboroto. Un mes donde cambian nuestras rutinas y donde las compras y los eventos se adueñan de nuestras agendas. Donde los niños sueñan y expresan ilusión e inocencia y donde los adultos conectamos con nuestra infancia olvidada por el estrés y las prisas del año.
Casi sin darnos cuenta llegó de nuevo…un mes controvertido que tiene numerosos adeptos y otro número igual de grande de gente que expresa claramente su deseo de que pase muy rápido.
Durante este mes a parte de las compras y de la elevada actividad, aparecen los reencuentros familiares, las mesas se llenan y volvemos a experimentar sentimientos agradables como la pertenencia, la colaboración el apego, la ilusión y la alegría por cuidar y que te cuiden. Pero Diciembre también es el mes donde muchas personas conectan con emociones menos aceptadas socialmente como pueden ser la melancolía, la tristeza, el vacío o la ausencia.

CONECTANDO CON LAS PÉRDIDAS

La Navidad es una época del año en la que es muy normal que aparezcan los recuerdos de aquellas personas que ya no están, las pérdidas y las ausencias. Muchas veces no sólo están relacionadas con la muerte sino con los divorcios, separaciones y la pérdida de vínculos y de proyectos personales en los que apoyamos nuestra vida.
Diciembre puede ser por ello un mes donde la sensibilidad y la melancolía aumenten.Muchas personas hacen grandes esfuerzos por esconder estos sentimientos porque sienten que pueden molestar o no encajar con el supuesto ambiente que se genera alrededor de estas fiestas pero esta estrategia de “esconder” o “guardarme lo que siento” no hace más que aumentar el sufrimiento y el aislamiento. Otras personas suelen usar estrategias de evitación y de “distracción” como las compras, el exceso de trabajo, un mal uso de la alimentación o el tabaco y el alcohol para evitar pensar y notar esa tristeza y ese vacío. Con todo ello lo único que se consigue es aumentar las sensaciones desagradables y sentirse aún más solo.

ALGUNAS ESTRATEGIAS ÚTILES

Si estás pasando por la vivencia de superar una pérdida:

-Habla con tus familiares y amigos sobre tus sentimientos. Las personas allegadas notarán que estás ausente y muchas veces es mejor poder tener una charla sincera y mejorar nuestra comunicación con nuestra red de apoyo porque ayuda a fortalecer los vínculos y a crear otros nuevos.
-Acepta estos sentimientos. No luches contra ellos ni esperes que desaparezcan antes de tiempo. Las despedidas y las pérdidas son un proceso que necesitan un tiempo que no se puede adelantar. Los duelos tienen diferentes etapas y conllevan sentimientos de rabia, frustración, tristeza, desesperanza y agotamiento o cansancio. Si estos sentimientos no se experimentan pueden bloquearnos y provocar duelos patológicos o alargados en el tiempo.
-Mejorar el autocuidado. Mantener rutinas sanas de alimentación, paseos o ejercicio físico, algo de ocio y descasar de manera adecuada. Aprender a limitarnos y dejar algo de tiempo para uno mismo.
-Rememorar y recordar. Siempre que uno se sienta preparado puede hacer rituales de despedida y de recuerdo, esto puede ser una buena opción para conectar con las emociones dolorosas y dejarlas salir. No se trata de aislarse en el dolor sino de realizar rituales que pueda ayudar a transitar la pérdida, como por ejemplo enmarcar fotos, plantar una planta en su memoria, despedirse de objetos dándoles una nueva utilidad para otras personas…si no te sientes preparado para hacerlo solo puedes hacerlo acompañado.

Si conoces a alguien que puede estar pasando por la superación de una pérdida:

-Empatiza. Entiende su dolor y ayúdale a que pueda expresarlo sin sentimiento de culpa por sentir tristeza. Muchas veces hacemos “como si nada hubiera pasado” e intentamos que no se note la ausencia evitando hablar de esa persona y haciendo como que no nos afecta. Esto no ayuda a la persona en duelo. Sentir que otros comparten su dolor les ayuda.
-Ofrece tu tiempo para a dar un paseo para hablar si lo necesita.
-Da muestras de afecto cuando notes que puedan ser necesarias.
-Deja que marque el ritmo de las actividades que quiere realizar.
-Ofrece la posibilidad de compañía si tiene que hacer algún trámite doloroso.
-Escucha. Aunque te parezca que no es positivo que hable sobre lo ocurrido, está demostrado que contar nuestras experiencias traumáticas favorece que se vayan integrando y que se vayan regulando las emociones asociadas a ellas.

¿Y en el caso de los niños?

-En el caso de los niños es muy importante no intentar cubrir las pérdidas con compras y objetos materiales o regalos.
-Es importante no intentar llenar su tiempo con actividades constantes para que no note la ausencia. La ausencia existe y hay que ayudarlos a integrar la nueva realidad.
-Evitar las mentiras y los secretos. Suelen ser conscientes y suelen sufrir por partida doble.
-Necesitan poder sentir que pueden hablar de su dolor y que hay un adulto receptivo que comprende sus emociones y que le permite expresarlas si lo necesita. Existen medios sencillos y a la alcance de todos que favorecen que los más pequeños puedan expresarse, algunos de ellos pueden ser los dibujos, las cartas, los cuentos y los paseos en la naturaleza donde usando ejemplos de animales o plantas y usando metáforas podamos crear espacios de comunicación con ellos sobre las etapas y el ciclo de la vida.

Laura Rodríguez Hernández, Psicólogos Vítalis.

Laura Rodríguez psicóloga. La pérdida o duelo en Navidad

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